Las cristalinas aguas de París
Bueno este post va por petición popular. ¿Porqué por votación popular? Muy sencillo. Últimamente hablo mucho con la gente sobre mi blog, a veces más de lo que desearía (Pero bueno hay cosas que no puedo ni ver y también tengo conversaciones, así que no me quejo, que en el fondo me gusta ser egocéntrico)
Como podéis apreciar el título es preocupante (y esperad a ver el contenido) y no es por otra cosa que porque en este verano y en especial desde que tengo este blog, mi vida tiende cada vez más a la idiotez, a lo absurdo y a la locura, todo a la vez. (Pero en el fondo me lo paso de puta madre, espera ¿se puede decir eso en el blog? ¿Y el horario infantil?... en fin qué más da)
El caso es que estábamos de nuevo en la playa mirando el mar, pero esta vez con una coca-cola en la mano, y entre una cosa y otra solté la siguiente idiotez:
“me estaba acordando de cuando en el telediario dicen aquello de que las aguas cristalinas de las playas idílicas, pues a mí no me gustaría bañarme ahí, tiene que hacer mogollón de daño.”
Dicho esto cualquiera esperaría que la respuesta fuese una colleja, y no una discusión de unos quinces minutos sobre si las aguas cristalinas serían muchos cristales, o si por el contrario sería cristal liquido (realmente la discusión era si “te cortabas para sentirte vivo”, o si por el contrario te quemabas entero) Cómo no encontrábamos una salida a la discusión decidimos dejarlo por hoy, y espero que por siempre, y nos encaminamos hacía casa.
Mientras volvíamos en el coche, pasamos por la estación de trenes de Hendaya (Francia) y es entonces cuando he descubierto que mi primer viaje a París no será romántico, sino que será estúpido. Yo siempre había querido coger y con la chica de mis sueños (aunque he descubierto que la chica ideal no existe) hacer un fin de semana romántico en la bonita y elegante ciudad de la luz, con una gran cena a la luz de las velas. Pero veo esto poco factible ya que en vez de eso, esto es lo que pasará. (Por cierto, o lo digo o no me quedo satisfecho. Dios creó Francia haciendo de él uno de los países más bellos de este planeta, pero para compensar puso en él a los franceses.)
Cualquier día estúpido y en el que no tengamos nada que hacer, volveremos a casa, pasaremos por delante de la estación y Myriam dirá aquello que siempre dice “Vamos a París”, Daré un volantazo aparcaré derrapando, saldré del coche y compraré dos billetes a París.
Conclusión acabaremos en París de una de las formas más estúpidas posibles, y lo peor no es eso, lo peor es será es que al día siguiente nos llamaran Egil y Maitane y no nos creeran cuando les digamos que estamos en París y cómo hemos acabado allí de sopetón sin haber ingerido una ingente cantidad de drogas, bueno ni Egil y Maitane, ni nadie también es verdad…
Si después de esto no pensáis en serio que el título de mi blog está bien escogido, o que mi vida cada vez tiende más a lo absurdo solo me queda deciros que:
“Idiotas somos y en el camino nos encontraremos, en el camino a parís claro…"
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Edda -
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Kira -